Que la noche regrese
no es algo misterioso:
rota la Tierra, pese
a quien le pese. Coso
de los miles de estrellas
y su respuesta, ¡oh claro
de los perros!, las bellas
palabras hacen faro.
Porque escribo entregado
a esas horas serenas,
distantes del trajín
servicial: el arado
que el día impone, buenas
las noches, son confín.
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