Mis oídos perciben
la nada indiferente
de las cosas que en torno
porque sí se dilatan.
No me llega de lejos
el canto que los soles
dirigen al espacio,
otrora universal.
Eso es algo que alguna
vez nos dictó la Diosa.
Ya no hay correspondencias
ni tampoco armonías.
Sobre sí se contraen
los poetas, perdidos.
Vaguedades aducen,
horras, a ningún público.
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