Escribo porque aún
puedo hacerlo. Me aíslo
y vivo solo como
los ermitaños: nadie
en el Cielo, ningún
ser adorable aquí,
en la Tierra, frecuento
libros para olvidar
a una que tanto quise
y que ahora es carroña
que destrozo y escupo.
Como pasan las motos así pasan los años: uno tras otro. Pero las motos se repiten, los años no. La mente se esfuerza en encontrar sími...
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